Hoy marcharon en silencio miles de personas en todo el país. El 18F se dio principalmente en la Plaza de Mayo, en Congreso. Cientos de argentinos, pero no cualquier tipo de argentinos. Marcharon los que buscan una Justicia mejor, los que cree necesario un cambio.

Aunque -con ellos- también marcharon los que están descontentos con temas mas profundos, con nociones que se asocian a lo popular. Con la política misma. Con las ideas. Descendientes de la supuesta Revolución Libertadora, cómplices en los ´70 (cómplices del silencio), tanto como lo fueron durante los ´90.

Marcharon los que nunca marchan. Los que se dicen «apolíticos», pero bien político es su silencio. Bien político es no decir que lo piensan, no hacer nada frente a las injusticias. Porque política no es ir a una plaza ir marchar. Ni usar una remera de «La Campora». Política también es hacer silencio cuando los grandes empresarios manipulan la economía, hacer silencio cuando el estado privatiza todas sus arcas y crea un juego ficticio del primer mundo. Política es hacer silencio cuando el Estado persigue las ideas políticas y las desaparece en silencio. Silencio que el pueblo no sabe. No conoce.

El «populus» es bullicioso, nunca silencioso. El silencio se ve en las marchas de los tacones altos, de los sueldos elevados. El silencio viste las marchas de aquellos que pertenecen a las clases medias y quienes tienen el suficiente poder -que no es mas que conocimiento- para silenciar sus ideas. Silencio que se disfraza de inocencia para ocultar la complicidad. Porque nadie marcho hoy por los desnutridos de Chaco, por la deforestación y la sojización de Córdoba.

Nadie marcho por el pueblo QOM y la persecución política de los pueblo aborígenes. Hoy marcharon los representantes históricos de una Justicia del siglo pasado que -paradójicamente- pide Justicia (¿A quien se la pide?). Tomaron la calle la clase media y alta, aquellas que postergan las clases subalternas y -contradictoriamente- demanda seguridad. Los cómplices silenciosos de los ´70 y ´90 que -increiblemente- piden «paz».

Es cierto, no todos los que marcharon hoy son cómplices, ni son silenciosos. Muchos no encuentran representación por el vació político que genera la nefasta oposición y los intereses de ciertos sectores económicos. Parte de los que marcharon en el 18F, lo hicieron con la esperanza de crear algo nuevo, algo que enfrente al kichnerismo con un proyecto. Muchos buscan cambiar la realidad de la justicia, la realidad del país.

Ello no significa que muchos, pero muchos de los que marchaban, simplemente hayan expresado el mismo silencio que expresan desde septiembre de 1955. Aunque -aquella vez- sin palabras, sin fundamentos, simplemente bombardearon la plaza de mayo.

Sin embargo, me pone feliz que hayamos podido pasar un día como hoy sin violencia. Ni civil ni política.

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