#Reflexiones Lula cumplió sus primeros días en prisión, pero antes de entregarse dejo en efecto la idea de un Brasil más justo. Uno que trasciende su personalidad para transformarse en algo que realmente transforma el mundo: una idea.

Su mayor defecto fue enseñarle a los cariocas el valor de la trascendencia humana. Es decir, la dignidad y la capacidad de ser dignos.

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En un país donde el trabajo esclavo y la esclavitud siguen vigente, la palabra dignidad es algo que queda reducido a un sector muy limitado de la sociedad.
Lula se entrego, pero deja mucho que reflexionar. Su incidencia trasciende el Brasil de Temer. De este acto se ven permeados Perú, Chile, Bolivia, Venezuela, Colombia, Ecuador y Argentina.
La polarización del continente no es ajena a nuestros tiempos, pero si es ajena a sus intereses.

El efecto Lula da Silva terminará repercutiendo en todos y cada uno de los rincones del continente donde la derecha arremetió de manera forzada contra derechos y garantías.

Son tiempos de cambios, pero no de «futuro por pasado», sino de cambios verdaderos. Habrá que tener paciencia y nunca bajar los brazos. Podrán tapar el sol con las manos, pero nunca terminar con la primavera.


Foto: El Destape Web


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