#Reflexiones Nuestro país es un país extraño. Uno donde pasan cosas fuertes todo el tiempo. Donde el Indignómetro Nacional de Argentina no mide todo con la misma vara. Los eventos trascendentes se suceden uno tras otro, día a día pero no todos indignan de la misma manera.

Parecería que fuesen con una suerte de forma intencional, como buscando mantenernos atentos pero sin atención.

Como si el mensaje de cohesión social se volviese difuso de manera intencional buscando la ruptura,el quiebre. Todo el tiempo.

Como si existiese un «gran titiritero» que busca que los hilos se enreden, siempre. Que los movimientos nunca sean claros aún cuando sean tan evidentes que uno termina por pensar que nos toman por idiotas.

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El Indignómetro nacional de Argentina: una tecnología poco eficiente

Un país donde,en una semana, encuentran un submarino perdido durante un año en el que mueren 444matineros, matan a un militante en Córdoba, se producen miles de despidos en distintos puntos del país, el dólar vuelve a superar los 40 y vuela en poco tiempo, el FMI llega al país en los festejos del Día de la Soberanía, el riesgo país se disparo, llega el G20 en medio de un proceso de militarización en Latinoamérica e hipotecamiento de sus recursos naturales; mientras se disputa la final del mundo, el River – Boca de la finalidD de la Copa Libertadores; ante la mirada del rey en el Santiago Bernabeu, un hecho inédito en la historia del deporte más popular del mundo y -principalmente- del país.

Todo envuelto de incidentes tan fuertes y cubiertos de una oscuridad que evidencia el armado de los mismos; que lleva a todas las cámaras,radios y medios en general, a hablar del tema como si fuese lo central; haciendo de todo lo nombrado anteriormente «simples hechos de la vida cotidiana» en comparación a lo sucedido el sábado 24 de noviembre de 2018 a las 15:30 hs.

Entonces, surge una metodología de medición que evidencia más, lo extraño de este país. El indignómetro. Uno que se indigna por un partido, la violencia y la vergüenza mundial que provoca; pero no por la vergüenza mundial que proyectaron las imágenes de la Policía golpeando despiadadamente a jubilados y niños durante la reforma provisional.

Una que se indigna por la ruptura de un banco de plaza, pero no por la disminución del presupuesto que permitirá sostener con vida las plazas, la educación, la cultura, el país.

Otra que se indigna por las protestas, pero no por el aumento de más del 500% del valor de la comida. Un 1200% del valor de los servicios…mientras que los sueldos ni por cerca rozan los límites de lo necesario para subsistir.

Un país que se indigna con lo que hace un deportista, un manifestante; pero no con quien define su propia vida.

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Un país complejo por donde se lo mire. Vivimos en un país donde la gente se indigna por la corrupción, pero dicha indignación es selectiva; por ende, no es real.

La vara de los medios es completamente banal. Al punto tal que, son ellos los que terminan imponiendo las medidas de este indignómetro.


DESCONTRUYENDO LA DOBLE MORALIDAD:
UN PAÍS SERIO SE CONSTRUYE CON GENTE SERIA.


Algo tiene que quedar claro: este no es un país de mierda. Eso quieren que creamos para que perdamos las esperanzas. Para que nos quedemos quietos. Para que sigamos tolerando lo intolerable y nos indignemos por insignificancias.

Este es un país maravilloso, pero -para verlo- tenemos que acabar con ese indignómetro selectivo. Ese que es racista y xenófobo pero solamente cuando la pobreza los une. Porque el «negro de mierda» no es negro de piel, es «negro de alma». Y hay más blancos que son escremento que los negros.

Hay que acabar con la hipocresía de decir «si a las dos vidas»,mientras siguen muriendo mujeres en partos clandestinos.

Dejar de hablar de los peligros de la Educación Sexual Integral cuando en la mayoría de los casos, los abusos son perpetrados por los propios familiares.

Hay que dejar de lado la moralina y comenzar a romper la hipocresía. Porque sólo una sociedad hipócrita, se indigna pero no actúa.

Básicamente, hay que darse cuenta que si «este país es una mierda y todo está mal», vos también estas mal. Porque tristemente cuando decís «todos» también te incluye a vos.

Lo que yo no entiendo es: si tanto pedían el cambio ¿por qué le tienen tanto miedo? ¿o el Indignómetro nacional de Argentina no tiene que cambiar?


Fotos: geralt / Clker-Free-Vector-Images 


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