Una historia que demuestra que la realidad es una mera construcción social. La historia de una tonalidad que no es lo que pensabas, es solo un color más. El color rosa como símbolo de masculinidad.

El rosa no siempre fue un color asociado a la femineidad . Es más, no fue los años finales del siglo XIX y principios del siglo XX cuando «el rosa empezó a asociarse con alguno de los géneros. Hasta entonces, los bebés se vestían con algodón blanco por ser más fácil su limpieza.»

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Fue en 1914, cuando The Sunday Sentinel, un periódico norteamericano aconsejó a las madres «usar el rosa para el niño y el azul para la niña. La razón es que el rosa es un color más decidido y fuerte, más adecuado para los niños, mientras el azul, que es más delicado y refinado, es mejor para las niñas.”

El rosa de la masculinidad

El rosa durante mucho tiempo fue un color asociado con la masculinidad, ya que era considerado como «un color rojo aguado, relacionado con la sangre». Allí fue que el diario norteamericano “aconsejara” su uso en niños y no en niñas en EEUU durante los principios del siglo XX.

Según la historiadora Jo Paoletti, durante esa época en Europa la ropa de bebé no siempre tenía distinción de género, y cuando se hacía no siempre era azul-niña y rosa-niño como se aconsejó en EEUU. En Alemania, por ejemplo se empleaba el rosa para los niños y en los orfanatos franceses, se empleaba para las niñas.

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Construcción social:
paradigmas que se transforman

Luego de la Segunda Guerra Mundial, fue que se decidió establecer el rosa como un color para niñas y azul para niños.

Aunque antes de la Segunda Guerra Mundial en Alemania los niños vistieran de rosa, los nazis identificaron durante la guerra a los homosexuales prisioneros del régimen con una insignia en forma de triángulo de color rosa con el vértice hacia abajo, a pesar de ser considerado un color masculino.

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Poco a poco, las sociedades occidentales aceptaron el cambio. El mismo «vino de manos de los retails y se produjo no solo en la ropa sino por ejemplo en los juguetes (cajas rosas para ellas y azules para ellos) y que se ha mantenido casi hasta la fecha».

Fue solo durante la década de los 60, cuando un colectivo de madres feministas decidieron vestir a sus hijas igual que a los chicos, la ropa de bebés se mantuvo en tonos neutrales hasta los años 80.

Una pequeña reflexión final

La actualidad es un periodo de descontrucción de prejuicios sociales. Por eso, es interesante ver esta historia para resaltar como un color puede tener una historia narrada y otra real.

Sirve para entender que la cultura y las costumbres sociales no son más que meros acuerdos sociales de los tiempos que se viven y que se pueden modificar tal y como sucede en el lenguaje.

Fuentes: PlayGround / Trendencias

Foto: AKuptsova

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