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La pandemia nos enseñó que la libertad de circulación, poder ir a donde queremos es algo invalorable. Que los amigos, la familia, el contacto social no puede ser reemplazo por la tecnología.

Nos enseñó que los docentes trabajan mucho más de lo que se piensa y es Tan dedicados a formar las nuevas generaciones.

También que el dinero es importante pero no puede ser el centro de nuestras vidas.

El presente es fundamental. Que vivíamos un ritmo acelerado e insostenible que destruía tanto el planeta como a nosotros mismos.

Aprendimos que el deporte es tan necesario e irreemplazable como el trabajo humano. La solidaridad, la esperanza y el altruismo son valores que el individualismo intentó destruir para mantenernos separados y beneficiar a muy pocos.

La pandemia nos enseñó que el 646" crossorigin="anonymous">67172262249646" crossorigin="anonymous">3/19/estadodeemergencia-declaran-la-cuarentena-total/" target="_blank" aria-label="undefined (opens in a new tab)" rel="noreferrer noopener">Estado es muy importante que debe estar presente. Que tener un sistema de Salud, Educación, Justicia Social, Desarrollo Social de carater pública es fundamental para que se pueda hacer frente a las situaciones más complejas.

Aprendimos que somos una sociedad preparada y que realmente quiere este país puesto que realmente nos cuidamos entre tod@s (salvo excepciones, obvio)puesto que más del 85% de la sociedad argentina tomó noción de lo que sucede y realmente cumplió con el Aislamiento.

Aprendimos que en el primer mundo no viven como nos dicen y que las apariencias tarde o temprano terminan por evidenciar sus falencias. Que no tener sistema de Salud pública genera un caos insostenible. Que priorizar la economía sobre la vida termina generando situación es autoritarias como las vividas en Brasil, Chile, Bolivia, Estados Unidos, entre otros.

Pero no todo fue positivo, también aprendimos que en nuestro país más del 50% de la población trabaja en negro; que el 1% de la sociedad concentra casi el 90% de las riquezas. Muchos dirán que ya lo sabían, pero hoy -con los números formales sobre la mesa- no podemos hacernos más l@s bolud@s.

La pandemia nos enseñó que existen personas miserables que discriminan a quienes le salvan la vida. Que la especulación financiera es el cáncer de la sociedad mundial.

Como todo proceso de aprendizaje, tiene su lado bueno y su lado malo. Pero el balance final es bueno: porque se empezó a cuestionar esa normalidad desigual, esa justicia desigual, esa economía desigual.

No creo que todo cambie de un día para el otro,pero -por primera vez desde 1789- la realidad mundial tiene la oportunidad de renacer, otra vez. De mutar. De abandonar está nueva edad media y empezar comprender las verdaderas necesidades del siglo XXI.

¿Qué más aprendimos?

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