Argentina cumple 201 años y en lugar de rememorar su independencia, San Martín se revuelca en su tumba. Tenemos que repensar los lazos coloniales que ha reconstruido el actual Presidente de la Nación.
Se cumple un año desde aquel nefasto día en que, el actual Presidente de la Nación, decidió inclinarse nuevamente ante el Rey de España y comenzó a entregar la soberanía de nuestro país, otra vez.
“Estoy acá (en Tucumán) tratando de pensar y sentir lo que sentirían ellos en ese momento. Claramente deberían tener angustia de tomar la decisión, querido Rey, de separarse de España”, eso expresó de forma literal el Presidente de la República al referirse a los patriotas que tomaron la decisión de independizarse de la corona española en 1816.
Fue ese día donde los argentinos firmamos formalmente «la vuelta al mundo», la de la timba financiera, la bicicleta financiera.
Nos agachamos y volvemos a ser colonia. Neocolonia, puesto que los lazos que nos unen ahora son el endeudamiento y la falta de control por parte del Estado Nacional para el accionar de ciertos capitales. Básicamente, los europeos.
Argentina cuenta ya con una deuda que supera los 250 mil millones de dolares. Más bonos por 100 años que obliga a los hijos de los hijos de tus hijos a tener que depender del Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional.
Quizas no es exacto, pero hay un termino que lo define. Hablemos con definiciones técnicas:
¿Este es el cambio? Como me duele verte flamear, mi querida bandera de Argentina.
Si San Martín lo escuchara, se está revolcando en su tumba.
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