El actor Morgan Freeman dio un giro en su vida y transformó su rancho en un santuario para salvar abejas. Un santuario conservacionista que busca salvar el planeta.
El carismático actor, hace años que posee un rancho en Mississippi de unas 50 hectáreas. Desde unos 5 años, preocupado por el colapso de las colmenas, se convirtió en apicultor.
Freeman comenzó la apicultura en 2014 con 26 colmenas de bebés zumbando, y explicó que se han plantado toneladas de plantas amigables con las abejas en su propiedad.
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Comenzó de a poco y -actualmente- ya cuenta con 28 colmenas, a su vez se ha puesto a sembrar plantas que agradan y alimentan a las abejas, es así que ha llenado su rancho de magnolias, tréboles y lavandas.
También él mismo les proporciona agua con azúcar para que beben y ni siquiera cosecha su miel.
La idea de Freeman de 77 años es que ante la posible desaparición de las abejas por culpa del abuso de parte de la agroindustria de tóxicos producidos por empresas como Monsanto y Syngenta, es crear un santuario donde las abejas puedan vivir tranquilas lejos de los herbicidas y las plantas transgénicas que invaden todo Estados Unidos.
Morgan Freeman, el niño de las abejas
En el siguiente vídeo en (Inglés) el propio Freeman explica como se convirtió en un apicultor conservacionista.
Según informó la revista digital de habla inglesa, Freeman comenzó en la apicultura como aficionado en 2014. Desde aquel momento su aprecio por los insectos «polinizadores se ha convertido en un gran gesto de conservación».
El niño de 81 años entiende que las abejas son la base de nuestro ecosistema y la agricultura. En un esfuerzo por reducir el colapso de colonias de abejas, ha convertido su rancho de 124 acres en un santuario para las abejas.
Las abejas de 26 colmenas diferentes en Arkansas fueron llevadas al rancho donde las provee de agua azucarada y polen de magnolias y lavanda.
El inicio del reconocido actor en el sector se dio por un gusto personal por las comidas dulces.
Freeman no comenzó a criar abejas debido a su gusto por lo dulce , sino más bien como una respuesta directa a las muertes masivas de abejas que han amenazado la supervivencia de las abejas silvestres durante los últimos años.
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Freeman reconoció la oportunidad de hacer una diferencia a través de la acción personal. Por ello, importó 26 colmenas llenas de abejas de Arkansas y comenzó a alimentarlas con agua azucarada.
Dijo que no usa el sombrero y el velo del apicultor porque las abejas no lo pican, bromeando diciendo que el equipo de protección es «para las personas que no pueden resonar» con las abejas.
Cuando Fallon sugirió que Freeman se había convertido en «uno con las abejas», el actor no pudo evitar estar de acuerdo.
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