Si existe algo que define al siglo XXI, es la nueva adecuación de los valores sociales pero sobretodo destaca la velocidad de la misma. ¿Sin Facebook quién sabe el cumpleaños de las personas?
Algo realmente nuevo. Parte de una nueva época. ¿Mejor? ¿peor? ¿distinta? ¿O esas palabras ya no sirven para definir?
Algo así es lo que trae consigo este siglo nuevo. Uno donde las personas tienen acceso.
Si existe algo que sintetice esta transformación a escala mundo es el título de esta nota «Sin Facebook quien sabe cuando cumpleaños la gente».
Si hay algo básico en nuestros valores contemporáneos es el de darle valor a la individualidad a través de su reconocimiento en el tiempo.
El cumpleaños es ese momento de unicidad universal en la que nuestro espacio marca una diferencia.
¡Está buenísimo! ¡Cada uno tiene su propio momento! Lo comparte con otros pero ese es su lugar en el espacio-tiempo.
Ahora bien: ¿Qué sucede cuando se reconfiguran las maneras en que definimos ese espacio tiempo?
Surgen complejidades. Como la de la sociedad actual: una donde el enaltecimiento del ego es una parte central del día a día.
¿Qué es una fecha en un momento como este? ¿Qué hiciste el 15 de marzo de 2001, el de 2016? ¿Estás vacaciones? ¡Pero con detalles!
¿Qué hiciste el viernes pasado? ¿Qué hiciste esta mañana?
La velocidad hace que el tiempo sea considerado en otros términos.
Siempre considerando las excepciones (por edad, generación, educación u otros).
Por ello, que alguien te salude en tu cumpleaños porque lo vio en Facebook…No sólo tiene memoria, sino intencionalidad.
Incluso menos fingida. Seguro, habrá quienes recordarán y otro no lo verán. «De colgad@», le dicen en las calles.
Creo que vivimos en el tiempo de las intenciones. Cuenta tanto lo que querés hacer como lo que haces.
Y sin memoria… eso es en sí sumamente complejo.
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