Vivimos en un mundo donde abunda mucha información pero donde -cada día – carecemos más de la capacidad entender con muy poca comprensión. Un proceso sumamente peligroso.
Leyendo el artículo «Mucha información, poca comprensión: un nuevo tipo de analfabetismo» de Leda Muñoz para «El Financierocr.com«, pude encontrar palabras para algo que vengo pensando y sintiendo hace ya un largo tiempo: las personas nos estamos volviendo cada día menos inteligentes. Al menos de manera práctica.
Y no se trata de una cuestión genética, de una cuestión de méritos, sino del propio sistema en que estamos insertos y la manera en que nos informamos.
Muñoz pone de relieve que «la forma en que navegamos por las redes fomenta un pensamiento superficial». Es decir, al leer por encima, solo buscando lo que nos atañe, nos interesa, dejamos de lado procesos más complejos que es lo que verdaderamente nos hace humanos.
El escritor estadounidense Nicholas Carr es considerado «uno de los autores más críticos sobre el efecto de Internet en nuestra mente».
Según resalta Carr en una entrevista para el diario español El País, cuando nos conectamos “intercambiamos profundidad por amplitud, contemplación por estimulación”. De esta manera, afirma que creamos «desbalances y sesgos en la información que procesamos, con repercusiones individuales y colectivas importantes«.
En otras palabras, lo que Carr resalta es que Internet se ha vuelto una herramienta de pura estimulación donde conocer en profundidad ya no tiene importancia.
En palabras de Leda Muñoz,
La cantidad de información que circula en las redes sociales junto con «una mezcla de pereza personal y manipulación empresarial; se han convertido en el espacio para el debate público de todos los temas, sustanciales o banales».
El problemas consiste en la forma en que se debate esa realidad y -sobretodo- quiénes y cómo realizan esos debates. Pareciera que ya no es importante el término histórico filosófico de «verdad» en sí; sino más bien de una respuesta emocional que busca saciar el alterego desde la banalidad del «yo tengo razón».
Es más que claro que este tipo de espacios serán aprovechados por quienes los comprendan y quienes tengan los recursos para poder manipular lo que la gente piensa y como interactúa entre sí. Es más, los juicios de Lóndres lo evidencia de manera práctica.
Para ir finalizando es importante comprender que no es posible volver atrás con respecto al mundo en que vivimos, sin embargo, si es posible hacernos conscientes de lo que sucede. Comprender es darnos cuenta que si continúanos por este sendero de conocimiento, la ignorancia será la moneda corriente con la que educaremos a las futuras generaciones. Porque el conocimiento nunca es cantidad, siempre es calidad.
Fuentes: El Financiero / El País
- Leda Muñoz es catedrática de la Universidad de Costa Rica y cuenta con más de 35 publicaciones científicas y académicas. Actualmente es la directora ejecutiva de la Fundación Omar Dengo.
- Nicholas George Carr es un escritor estadounidense que ha publicado libros y artículos sobre tecnología, negocios y cultura.