Un estudio liderado por el CONICET revela una prometedora vía para diagnosticar la depresión a través del análisis de sangre, con una precisión superior al 80%.
La investigación destaca cómo ciertos biomarcadores inmunológicos pueden identificar subtipos de la enfermedad, abriendo la puerta a tratamientos más personalizados y efectivos en el futuro. Este avance podría transformar la forma en que se diagnostica y trata la depresión a nivel global.
Un equipo del CONICET, liderado por Federico Daray y Andrea Errasti, ha realizado un estudio que muestra la relación entre la depresión y el sistema inmunológico, logrando diagnosticar la enfermedad a través de análisis de sangre con una precisión superior al 80%. La investigación, publicada en Translational Psychiatry, identificó tres subgrupos de pacientes depresivos con diferentes perfiles inmunológicos, lo que sugiere posibles nuevas clasificaciones o estadios de la enfermedad. Los resultados abren la puerta a tratamientos más personalizados y a la integración de biomarcadores inmunológicos en el diagnóstico clínico de la depresión.
Depresión y sistema inmune
Gracias a técnicas de aprendizaje automático, un grupo de científicos logró identificar un panel de biomarcadores que diferencia con precisión del 83,8% entre personas con depresión y aquellas sanas. Lo sorprendente fue que los marcadores clave están ligados a la activación de células inmunes, en lugar de marcadores humorales como se esperaba. Además, encontraron tres subgrupos inmunológicos dentro de los pacientes depresivos, lo que podría implicar distintas formas o estadios de la enfermedad. Estos descubrimientos no solo podrían transformar el diagnóstico de la depresión, sino también abrir nuevas rutas para tratamientos más específicos y eficaces.
Mirando hacia el futuro, medir estos biomarcadores podría complementar las evaluaciones clínicas tradicionales, mejorando así la precisión del diagnóstico. Además, la identificación de subtipos de depresión inflamatoria podría permitir el desarrollo de terapias dirigidas a objetivos inmunológicos específicos, potencialmente alterando el curso de la enfermedad. Según el equipo, ya se están realizando estudios con fármacos que modulan la respuesta inflamatoria, lo que podría traducirse en nuevas opciones terapéuticas en un futuro cercano. Estos avances no solo ofrecen esperanza para quienes luchan contra la depresión, sino que también marcan un cambio de paradigma en cómo entendemos y tratamos esta enfermedad.
Fuente: CONICET
Fotos: fernando zhiminaicela
APORTAR en GVT Noticias