El capitalismo ha perdido su rumbo y se ha transformado en el mítico Kraken que con sus tentáculos devora todo a su paso.
Hay personas que han venido al mundo sin motivo alguno y otras que -simplemente- han llegado para transformarlo. Ese objetivo los lleva a caminar por los más diversos senderos.
El dinero, hijo del prodigo del capital, puede aparecer en su camino. Sin embargo, si es un método para un fin…transformar el mundo, será posible. Si el dinero se vuelve un objetivo de por sí, los sentido se pierden y estos seres, solo se transforman en mediocres adinerados. Se ajustan a la prodiga naturaleza consumista, se vuelven uno más en el enorme vació de esa gran bestia.
Porque el capitalismo es como el Kraken. Un enorme pulpo mitológico que todo lo que toca, destruye. Su inmensidad lo hace parecer invencible. Su bestialidad lo hace nefasto. Y el dinero es su principal arma de seducción a la hora de atraer a sus victimas.
El placer no es lo mismo que la necesidad. Cuando el placer se vuelve una necesidad, deja de ser placer. Cuando el bebedor ya no bebe por disfrute, cuando el fumador ya no fuma por disfrute…ya no es un placer, sino una necesidad.
Y ese enorme pulpo, se aprovechará de ello. Porque te quiere sumiso ante sus propias necesidades. Necesita que siempre quieras más, pero que no sepas lo que realmente quieras. Te envolverá en sus enormes tentáculos fingiendo un interés en las profundidades de tu individuo para que te pierdas en el narcisismo. Pero te mantendrá en lo oscuro procurando que nunca encuentres la luz.
Por eso, hay personas que han venido al mundo sin motivo alguno y otras que -simplemente- han llegado para transformarlo. Si el dinero se vuelve un objetivo en sí mismo, solo serás una victima más de este devastador cefalópodo. Si juegas con sus reglas y comprendes realmente su voraz necesidad, sabrás que la simpleza es el verdadero camino hacia la libertad.
Foto: Creazilla
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