Diálogo con un taxista. En la radio se escuchan comentarios sobre recortes a becas para estudiar. Saco el tema (micromilitante, ¿yo? Siempre).
-Que barbaridad este gobierno, recortar así las becas…
-Y, si no hay plata.
-Plata, hay, queseyó. El tema es ver quién se la lleva, y dónde está. Mire cómo se enriquecieron las energéticas, y algunos sectores agrícolas…
-Pero no es plata del gobierno. Es plata de ellos.
-Y, sí. Pero (pongale, ¿no?), para mí que un pibe se cague de hambre está mal.
-Pero no es plata suya. En este país están todos malacostumbrados.
-Entiendo su argumento, ¿pero entonces para usted no está mal que niño que no tiene la culpa de nada, pase hambre?
-No es responsabilidad del gobierno.
-Bueno, entiendo tenemos valores distintos.
-Sí, yo creo en el trabajo.
-Un niño que no hizo nada, no puede trabajar. Yo creo que eso está mal.
-Sí, tenemos valores distintos.
Fue sencillo, me callé y nos entendimos bien. Nos despedimos en buenos términos. El tipo literalmente está dispuesto a dejar que un pibe o un viejo o un enfermo se muera de hambre. Yo no.
Como vengo diciendo, no es una discusión compleja técnico económica. Es de prioridades, y en el fondo, valores. Punto.
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