Reflexiones: A pesar del estado de negación por parte del oficialismo macrista, los mercados, industriales, políticos nacionales e internacionales e -incluso-el imaginario popular, sabe desde hace dos meses que Alberto Fernández es el nuevo presidente de la Nación.
Pero el problema no reside solo en ello, sino en la serie de medidas tomadas después de la contundente victoria del Frente de Todos y la derrota de Cambiemos.
Alejados de la gobernanza, durante los meses posteriores al 12 de agosto, la economía se ha deteriorado de manera abismal. Aún más de lo que viene sucediendo desde hace casi 4 años. En un contexto de endeudamiento, pérdida de soberanía, sangría de reservas, el desmantelamiento del Estado y el crecimiento exponencial de la pobreza, la fórmula Fernández-Fernández asumirá en un contexto complejo que solo se garantiza por el impacto emocional de la misma. El sentimiento popular promete acompañar pero sabemos que se vienen tiempos sumamente complejos.
Así, el próximo gobierno tendrá en su contra prácticamente todas las variables macroeconómicas pero se verá sustentado por un apoyo popular basado en la esperanza de «volver a poner de pie» un país con «tierra arrasada».
Desde la simpleza de un ciudadano, ojalá se cierre definitivamente ese agujero social que profundizaron las políticas neoliberales bajo el nombre de «grieta» para poder hacer realidad ese proyecto. Un proyecto que no puede ser partidario, porque argentin@s somos todos y todas.
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