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Nuevamente, /05/09/dialogo-con-un-taxista-por-sebastian-vazquez-ferrero/" target="_blank" rel="noreferrer noopener">Vazquez Ferrero nos trae otra de sus historia, digna de leer. Me tome el atrevimiento de titularla: «El lobo y los 67172262249646" crossorigin="anonymous">3 chanchitos (peronistas)».

«El lobo y los 3 chanchitos (peronistas)»

Anoche mi novia estaba con insomnio y me pidió que le contara un cuento, así que empecé a narrarle la historia de los 3 chanchitos.

«El primer chanchito era antiperonista, decía que el peronismo se había robado todo y que sólo abriendo el mercado se podía sacar el país adelante, y que el problema eran los chanchitos negros que no eran como él (que se consideraba más rosado que negro).

El segundo se definía «apolítico», decía que el peronismo era lo mismo que lo demás, y que prefería no participar, que solito y laburando iba a salir adelante.

El tercero, que era peronista, tenía bombo y modelo de industrialización nacional, les advirtió; «Miren que van a venir los lobos y se los van a comer».

Pero los otros dos chanchitos no miraban alrededor y preferían no participar demasiado en actividades colectivas; ya tenían sus propias casas y no necesitaban más.

4 class="wp-block-heading">Eventualmente llegaron unos personajes muy elegantes, estilizados y de acento del hemisferio norte, vestidos con pieles y joyas.

Al primer chanchito le dijeron que si actuaba como ellos decían, iba a ser como ellos. Entonces le bajaron el sueldo, le quitaron todos los derechos laborales flexibilización mediante, y le privatizaron todo. Tuvo que salir de su casita de antiperonismo porque se la embargaron a modo de resarcimiento a la empresa que lo despidió (sí, el chanchito tuvo que pagarle a la empresa, no al revés), y se fue a refugiar con el chanchito antipolítica. De más está decir que no se convirtió en otra cosa por seguir la receta.

Al segundo chanchito no lo tentaron tan fácil, pero fue viendo que le subía la luz, el gas, y todo se hacía más y más difícil. Eventualmente tuvo que alquilar su casita de antipolítica para poder comer, y al final llegó a venderla por monedas a un emprendimiento inmobiliario cheto que le pagó dos mangos y la revendió por una millonada.

Entonces ambos fueron al hogar del chanchito peronista, que ya preparado, había acomodado un enorme hotel sindical que leía «CGT»; es decir, «Chanchitos del Gremio de Todos».

Les abrió las puertas y bajo enooormes retrato del General, Evita, Néstor y Cristina, les dio comida, alojamiento y doctrina. Pero sobre todo, sin importar cuánto soplaran los invasores, justamente porque el lugar alojaba a TODOS los chanchitos, tenía suficiente peso como para soportar cualquier embate y soplido.

Y así, unidos, mantuvieron a los lobos alejados muchos muchos años. Porque, claro está, esos personajes estilizados y vestidos de pieles, siempre fueron y serán lobos.»Hoy le cuento la historia de BlancaEva y los 7 delegados.

Fuente original: Sebastian Miguel Vazquez Ferrero
Foto: 4/">Tumisu

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