Deuda, perdida de soberanía, desinversión, tarifazos, especulación financiera son solo algunos destacados. Pero ¿qué país nos deja la revolución de la alegría?
Desde que «volvimos al mundo» hemos tomado deuda por más de USS150.000 millones de dólares. 150 mil millones de dolares. 150.000.000.000 de dolares. 6.000.000.000.000 de pesos. Deuda por cien años, con el FMI. Deuda y más deuda.
Sin embargo, las diferencias sociales se han profundizado, la industria se ha desindustrializado, el empleo reducido, los derechos disminuidos, las exportaciones caen y las importaciones incrementan.
El déficit fiscal es el más grande de la historia. Y ni hablar de la pérdida de soberanía en términos reales, es más: ya no decidimos ni siquiera nuestro presupuesto para 2019.
Se ha primado por la especulación antes que la producción. Ante tanta Deuda, incertidumbre, más Deuda, más especulación;cabe preguntarse ¿para qué hemos tomado tanta Deuda? y la escribo con mayúscula como el tamaño de su problema:¿dónde está esa fortuna porque no se la ve?
Más allá de las chicanos fáciles que se le pueden hacer a este «modelo de país», cabe reflexionar trascendiendo las fronteras de esa grieta que han promovido para evitar lo realmente importante aquí: ¿qué país queremos,hacia dónde vamos y para qué tomamos Deuda?
En lo personal, cuando me endeudo es para comprar algo que no está a mi alcance inmediato,que sirve para mejorar mi estilo de vida, pero en la Argentina del Cambio eso no sucede.
Las inversiones nunca llegaron, la deuda sólo se utilizó para pagar la usura de los fondos buitres y luego los intereses de la propia deuda tomada para pagar Deuda.
Después se tomó Deuda por 100 años garantizando que el país dependa política, económica y socialmente del agente de usura más grande del mundo por el lapso de un siglo. 36.500 días de dependencia. 876.000 garantizadas de neocolonialismo. 52.560.000 segundos de destrucción garantizados de destrucción del porvenir nacional.
¿Dónde está la luz al final del camino? ¿el segundo semestre? El esfuerzo no es equitativo. El modelo de Deuda no es factible.
Las intenciones no son patrióticas como intentan vendernosla. Cada decisión que se toma resta soberanía e independencia al país. Y la pregunta es: ¿hasta cuándo? ¿cuánto más vamos a permitir está entrega? ¿qué país nos van a dejar cuando se vayan? Porque eso es seguro… se van a ir.
Querer comparar la Argentina de Macri con la de De la Rúa en 2001, tiene sus similitudes y sus diferencias. Las diferencias residen en que De la Rúa tenía un plan de gobierno real, pero un Estado destruido durante 10 años de menemismo, un modelo de país que pregonaba las mismas matrices que el actual gobierno, así como también la dependencia feroz creada por el endeudamiento con el FMI.
Y ni hablar que contaba con los mismos lobos disfrazados de ovejas con que cuenta el gabinete del actual gobierno.
La Argentina de Macri
La Argentina que recibió Macri, tenía muchas falencias, pero no estaba endeudada a ese nivel ni tenía dependencia de los mayores usureros del mundo.
Es más, la primer medida real del macrismo, fue aceptar la usura y pagarle a los fondos buitres -mucho más de lo que se supuestamente se les debía- cuando el mundo lo veía como algo irrisorio.
(Veasé «La ONU aprobó una propuesta argentina contra fondos buitre» (La Nacion – 11/09/2015«.
La Argentina de Macri se parece a la de De La Rúa en que las personas que generaron el 2001, son los mismos que integran este gobierno
(Veasé «Uno por uno, qué hacía cada ministro de Macri durante la crisis del 2001″ (El Destape – 20/12/16«.
El macrismo responde -como lo ha hecho desde siempre-a intereses ajenos a los de los argentinos. Desde 1976 hasta la actualidad.
Entonces, es difícil esperar que el país crezca cuando sus medidas más destacadas son: instalaciones de bases norteamericanas en puntos estratégicos del país, volver al FMI como «fuente de futuro», caer en la trampa histórica.
La entidad internacional tiene la finalidad de controlar -mediante la usura- la economía y la política de los países deudores.
Desindustrializar el país, priorizar la importaciones, destruir el salario y el empleo genuino como herramientas de control y sumisión. Privatizar y obligar a la toma de Deuda.
Hoy Argentina importa productos que produce históricamente, se los compra a países que tienen métodos laborales esclavistas. No hay industria ni mercado laboral que resista. Importamos vino, pimientos, entre otros
(Veasé «Fuerte polémica por la importación de vino chileno – 06.08.2017«
Es complejo imaginar un futuro certero con lo que han generado. Tarifas altísimas, comida carísima,costo de vida sideral y salarios que cada vez alcanzan para menos.
Han incrementado las diferencia sociales de una manera tan bestial e inhumana que con solo preguntar «¿Qué país se puede construir así?», la «alegría» y la «esperanza» se desvanecen.
Ante este escenario, tristemente, la corrupción se vuelve secundaria. Cuando se entrega la soberanía, cuando se desmantela el Estado, cuando se pierde la sensibilidad social. No hay mayor acto de corrupción histórica que entregar a tu país y sus recursos. Y más cuando lo haces con por 100 años.
Esa esa la Argentina que vivimos hoy. Una donde los que gobiernan no saben, no entienden lo que la realidad les muestra.
La ignoran, la manipulan pero no deja de ser realidad. Y la posverdad que tanto pregonan, tiene el limite cuando se pone un plato de comida sobre la mesa.
¿Qué país podemos construir en una Argentina donde, mientras el 32% de los ciudadanos son pobres y pasan hambre, el presidente de la nación está bailando en una fiesta con el FMI mientras el helicóptero presidencial busca a su hija en la escuela?
¿Qué Argentina vamos a construir así? Esta aparece haber sido una revolución de la alegría, pero de alegría para unos pocos.
Cuando recuperemos la cordura,espero que no sea tarde. Igual tendremos que luchar de nuevo para recuperar algo que teníamos hace rato.
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