#Reflexiones Muchos hablan de esta foto, de los gestos de Cristina Kirchner. Del comportamiento de ella. Más allá de las posiciones personales, nadie ve que luego de que se haya utilizado todo el aparato estatal para perseguirla, amedrentarla y dividirnos (esa era la finalidad última)… a pesar de todo: le dio la mano.
¡Demasiado! Mirarlo a los ojos sería tan hipócrita como el cara dura de Macri, que no se le mueve un pelo. Incluso sonríe. Ésta foto quedará en la historia como el día en que «el peor presidente de la historia argentina» intentó irse por la puerta grande, tratándonos de idiotas.
El presidente que contó con el apoyo de los grandes medios nacionales, las monarquías europeas, Estados Unidos, las derechas neoliberales latinoamericanas, Wall Street, el FMI, el G20, etc… con un objetivo basado en el odio: destruir el peronismo desde el día cero. Destruir a CFK (que valga sea dicho hace referencia directa JFK, el presidente norteamericano asesinado). Con todo el aparato y el apoyo del mundo: ¡Y no lo logró!
¿Sabés por qué? Porque el peronismo es diversidad y coyuntura. Es entender los tiempos que corren y las necesidades del pueblo. El peronismo no es un nombre. El paso al costado de Cristina lo demuestra. El peronismo no es un choripan.
El peronismo es viajar un martes -con riesgo de que te echen del trabajo-, pagar ese viaje en época de fiestas y muchos gastos, es estar desde las 11hs. en Plaza de Mayo bajo 37° grados esperando hasta las 19hs. para escuchar desde donde se pueda a un presidente y su vicepresidenta, es demostrarle al mundo y al pueblo argentino que «Hay 2019», que la política es una fiesta, que las convicciones son inquebrantable.
Quizás por eso no lo mira a los ojos. Sería hipócrita: ¿cómo mirar a los ojos a tu verdugo?
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