REFLEXIONES. Nos quieren meter el miedo al comunismo porque no tienen propuestas reales. Desviar la realidad, como lo hicieron durante su mandato, pero de propuestas nada.
El problema más grave del rotundo fracaso del regreso del neoliberalismo a la Argentina es la construcción cultural que han impuesto en la Argentina.
Un macartismo 3.0 donde todo aquello que se aleja un poco lo que ellos proponen es catalogado como «comunista» o «socialista». Y es tan grande y profundo el aparato que poseen para poner a circular esas ideas que nos alejan de la realidad.
La posibilidad de que el comunismo gobierne alguna vez la Argentina es nula.
La posibilidad de que el comunismo gobierne alguna vez la Argentina es nula. La mejor elección desempeñada por el comunismo en la Argentina fue en la elección de 1954 con el 1,11%. ¡Y fue su mejor elección en la historia!
Lo que realmente sucede es que, como la revolución conservadora o intento de una tercera década infame -como a mi me gusta llamarle-, fracasó de una manera tan rotunda por su incapacidad y su acción voraz sobre todo el aparato productivo, cultural, educacional e -incluso- de salud del país, han perdido la manera de llegarle a la gente con propuestas reales. Es que no las tienen.
Su verdadera propuesta era pagarle a los fondos buitres el doble de lo que pedían y lo hicieron. Era nombrar jueces de la Corte Suprema por decreto y lo hicieron. Eran traer al FMI de vuelta y lo hicieron. Era disminuir el salario real y lo hicieron. En realidad, si uno se pone a pensar: triunfaron, pero ese triunfo fue solo para sus intereses. Por eso les llamo la «tercera década infame», porque se manejaron infamemente.
Sin embargo, con una democracia mucho más fuerte perdieron las elecciones aún con el préstamo más grande de la historia. Ojo, acá no estoy defendiendo personas. Lo que le pido es que abra los ojos de una buena vez. En Argentina, el comunismo no gobernó ni gobernará jamás porque nadie lo toleraría más que ese 0,95% de la sociedad que tras 70 años se convirtió en un partido que sin alianzas ni siquiera puede generar votos.
Votos, que son lo que importan hoy. Porque la democracia sigue fuerte, a pesar del desastre que generaron los que quieren meternos en la cabeza las ideas erráticas de «70 años de peronismo», «vamos camino a ser Venezuela», agregando la pandemia y las complicaciones económicas.
Como país nos costó la vida de much@s llegar a que sea fuerte. Porque a pesar de la pandemia y sigue vigente. A pesar de que, desde el inicio de la pandemia, se ha tirado el piolín para que se caiga, sigue vigente. Porque los argentinos y las argentinas creemos en la democracia. Si el menos peor de los sistemas vigentes, pero es lo mejor que conocemos.
Y ante la falta de propuestas de Cambiemos, Juntos por el Cambio o Juntos (aunque ahora van separados), buscan rompernos la cabeza porque saben que estamos agotados como sociedad. Tod@s estamos cansados, frágiles ante esta situación que nos ha cansado. Por eso, nos quieren meter el miedo al comunismo porque no hay propuestas reales ni una sola. Solo marketing. Le cambiaron el color a los globos pero siguen siendo globos.
¡Pero le pido que piense! Porque si continuamos con este nivel del odio que nos imponen, no vamos a ningún lado.
Viviendo en el 2021 y en Argentina, resulta insólito que tenga que escribir esta nota. Sin embargo, la difusión de estas mentiras tienen peso en la sociedad, aún cuando no tienen lugar en la realidad.
(*) El macartismo, mccarthismo, maccarthismo o macarthismo (en inglés, McCarthyism), es un término que se utiliza en referencia a acusaciones de deslealtad, comunismo, subversión o traición a la patria, sin el debido respeto a un proceso legal justo donde se respeten los derechos del acusado. Se origina en un episodio de la historia de Estados Unidos que se desarrolló entre 1950 y 1956 durante el cual el senador Joseph McCarthy (1908-1957) desencadenó un extendido proceso de declaraciones, acusaciones infundadas, denuncias, interrogatorios, procesos irregulares y listas negras contra personas sospechosas de ser comunistas. Los sectores que se opusieron a los métodos irregulares e indiscriminados de McCarthy denunciaron el proceso como una «caza de brujas» . (Wikipedia)
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