REFLEXIONES. Hemos construido un mundo donde las ideas han muerto. Las opiniones sin argumentos nos han desviado de los problemas reales. El odio ha recobrado lugar como resultado de una historia que se repite.
LAS IDEAS HAN MUERTO. «Los hombres van detrás de las ideasR646" crossorigin="anonymous">67172262249646" crossorigin="anonymous">30; como las carretas detrás de los bueyes» decía un viejo proverbio hindú citado por «Pepe» Mújica. El problema es que las ideas que nos inculcan son las del odio y con él no hay ningún camino ha seguir más que la autodestrucción.
Ojo, no se trata de pensar igual. Mucho menos de dejar de lado ideales y posturas, sino más bien de encontrar de una buena vez puntos en común para llevar adelante proyectos certeros que nos desarrollen como sociedad.
Si ello no sucede continuaremos como estamos, discutiendo estupideces mientras cada día nos volvemos más pobres y el 1% más rico.
Porque no se debate la calidad educativa sino el acceso a la educación. No se debate la eficiencia y eficacia del Estado sino el Estado en sí. Se pone en cuestión que se ayudé a personas con bonos en medio de una pandemia pero no que una persona se gaste el PBI de un pequeño país para irse de Paseo al espacio.
No se debate, sino que se odia y bloquea al otro. Y no es casualidad sino producto de un mundo planificado así. Uno donde las ideas mueren y solo proliferan las opiniones. Uno donde lo que no me gusta debe ser censurado. La cultura de la cancelación le dicen ahora… pero eso fue y será siempre fascismo.
Si no me cree, deténgase un momento y escuche realmente lo que nos estamos haciendo. Acá y en todo el mundo. Las ideas han muerto y la necedad de querer tener la razón como individuos es el mayor responsable.
La humanidad es una idea de esperanza que hoy languidece en las manos de menos de 1.000 personas.
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