Reflexiones

El país vecino de Chile sigue espantado por los fantasmas de Pinochet, un dictador que fue senador cuando finalizó la dictadura y sentó las bases neoliberales del país.

Ayer me escribía un chileno en protesta por el video que compartí ayer. El de un ciudadano /10/25/chile-hoy-se-daria-la-marcha-mas-grande-de-la-historia-trasandina/" target="_blank" rel="noreferrer noopener">chileno que filma desde su ventana el accionar de los carabineros en medio de la noche. Por un mensaje privado, dice que «en Chile no están secuestrando gente» (aunque el video lo evidencia de manera clara) porque «es legal lo que hacen».

Lo escucho y me preocupo más. Me dice además que es apolítico y que durante la dictadura vivían mejor. No puedo evitar volver a mi país. Me hace acordar tanto a los «supuesto apolíticos argentinos». Solo le faltaba decir que «se embarazan para tener un plan» y sus argumentos eran los mismos. Eso que tiran comentarios tan fuera de tiempo como que tocaron «un pobre en 1968».

El día sigue y una compañera de trabajo, me comenta que un familiar suyo en Chile, le cuenta algo. Que me cuesta creer pero tengo que decirlo: que los militares aprovechan los incendios para tirar los cuerpos de los ciudadanos asesinados y así quemarlos junto con las evidencias de lo que sucede. Me cuesta creerlo, pero pienso:

– Todo puede suceder cuando el gobierno, desde las palabras de su propio presidente, se proclama en «Estado de guerra» y más cuando lo hace contra su propio pueblo.

Luego, entre las lecturas diarias, me encuentro con una síntesis de un portal de opinión política donde expresaban: lo mejor que podemos hacer los argentinos es no meternos; que los problemas de Chile, los solucionen los chilenos porque sino estamos vulnerando su soberanía (tal y como el grupo de Lima lo hizo con Venezuela).

Si lo hacemos, estamos permitimos -así- la injerencia de quien está a la espera para intervenir el continente que se les va de las mano -como el mundo entero-R30; quien más si no es Estados Unidos.

Y no es casualidad que la primera dictadura militar fue la Chile con Pinochet.

El caos se siembra en el país hermano y vuelve a ponerse en juego la idea nefasta de quienes siguen defendiendo las dictaduras. Los fantasmas de Augusto Pinochet Ugarte rondan las calles de Santiago, pero esta vez -los jóvenes- no le temen a los militares. Los adultos, si.

4 class="wp-block-heading">Los fantasmas siguen vigentes

Como si estuviésemos trabados en el siglo XX. Se escucha de nuevo el silencio que más duele.

El que permite los espectros. Esa palabra tan contradictoria desde su propia concepción: «los apolíticos». Muchos de los cuales bien demarcada tiene su posición cuando demandan mano dura. Mano dura que creen que «no es política» o peor, fijen pensarlo.

Eso si, para defender sus puestos de trabajo y su condición de clase, no.

En el trasfondo podemos ver algo claro: el problema no es entre ricos y pobres, sino más bien…en esa grieta que dibujaron en el continente desde el 11 de septiembre de 1973, cuando derrocaron a Salvador Allende para que las desigualdades se pronuncien, para que los pobres se sigan peleando con los pobres.

Y no es casualidad que la primera dictadura militar fue la Chile con Pinochet.

También me sucede que nunca pude comprender como un ejercito puede llegar atacar su propio pueblo.

Pinochet Chile
Marcha masiva en Chile

Eso sí: lo que sucede hoy en el país trasandino no es una casualidad, es una causalidad histórica. Y hay que aclarar algo: los apolíticos no existen, son solo personas que no quieren hacerse cargo del pensamiento con el que cargan.

El precio de metro simplemente puso sobre la mesa la Chile desigual que construye el neoliberalismo. Esa que nos engaño en Argentina, Brasil, Ecuador, Perú, Colombia… otra vez.

Solo puedo decir… ¡Viva Chile y su democracia!

¡Viva latinoamerica unida y soberana!

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