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Este verano descubrí que mirar el mundo desde abajo te hace más valiente. La actitud de los petisos marca diferencias.

Todo empezó en una reunión con compañeros de mi antiguo trabajo en diciembre.

No era una reunión laboral sino una «juntada» de fin de año para cerrar el mismo y fortalecer el grupo.

Como suelo hacer en casi todos los compromisos, llegue temprano y salude a todas y cada una de las personas. Es un sencillo método comunicacional que sirve para estar cómodo en un lugar. Lo recomiendo.

Volviendo, saludé a todos y me fui a sentar. A medida que avanzaba la /10/267172262249646" crossorigin="anonymous">3/reflexiones-los-fantamas-de-la-dictadura/" target="_blank" aria-label="undefined (opens in a new tab)" rel="noreferrer noopener">noche empezó a llegar más gente y se iban cediendo los asientos para que entrábamos todos.

Cuando quise ver, estaba sentado en un blanquito que hacía que estuviese bastantes centímetros por debajo de la media en la mesa. No me sentía preocupado por qué mido un metro con ochenta y tres centímetros, sin embargo -a medida que se desempeñaba la conversación-comencé a notar que el peso de mis palabras era menor. La atención a lo que decía, era menor.

Por inercia comencé a hablar menos, algo que es poco habitual en mi persona y empecé a mirar más.

La gente seguía hablando y descubrí que a mi altura solo estaba una compañera, y que sólo nosotros dos mirábamos el resto desde abajo. Ella si estaba sentada en esas sillas que igualaban al resto pero era petisa. Sin embargo, no sólo hablaba mucho sino que guiaba la conversación.

Eso si, notaba que se esforzaba mucho para que le notarán. Lo hacía de forma natural, pero el esfuerzo era notorio en mi silencio casi obligado. Y ahí lo descubrí… irrumpiendo en la conversación de manera bien contundente: 《Hay que tener actitud para ser petisa, Aye. Si querés que te escuchen, te tenés que hacer escuchar》. Tod@s rieron, Aye también, pero en su mirada descubrí que es cierto.

Y ahí descubrí forma pragmática por qué l@s petis@s son como son. El mundo está acostumbrado a mirar para arriba. Si no te hacés escuchar, no te escucha nadie. La actitud de los petisos realmente marca diferencias.

#Reflexiones Tambalean las estructuras del mundo entero…
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