Resulta muy sano para la democracia que el gobierno tras perder las elecciones reflexione sobre sus errores y que el presidente acepte los mismos, en lugar de mandar a dormir a la gente por lo que la gente eligió. Algo que vimos en 2019. Y fue sumamente dañino.

Es linda la Argentina a pesar de sus vicisitudes. Sobretodo porque la democracia sigue vigente y seguirá vigente aun cuando hay un sector específico que quiere destruirla. La gente vota porque puede y elige lo que piensa y siente. Pero eso no indica que la elección este cerrada.

Las PASO 2021 entrarán en la historia como la elección con menos participación de la historia electoral nacional. Y lo que ellas dejan invitan a analizar que país necesitamos y queremos construir.

También resulta muy sano que la vicepresidenta critique al presidente buscando construir una coalición más firme y convincente. Que cumpla con las promesas del electorado.

Uno de los problemas de la decadencia de los partidos opositores al peronismo en la Argentina, es la forma determinista de analizar la realidad. Como entre ello las autocríticas siempre terminan en rupturas donde la unidad no se recupera, piensan que el fenomeno del peronismo funciona igual. Y la historia muestra que no es así.

Un fenomeno nuevo que se ha dado en los últimos 10 años es justamente un peronismo que pierde elecciones, sin embargo, como proyecto sigue vigente. En sus principios más básicos y complejos. Y las críticas que nacen en su interior tienen que ver justamente con la manera en que se implementa. Algo sano para la democracia y para el partido en si.

Sin embargo, del otro lado del mostrador, todavía no escuchamos ni una sola autocritica. Hasta justificaron el endeudamiento con el FMI, la suba de tarifas a niveles descomunales y la perdida del salario real en casi un 75% (en 2015, Argentina tenía el salario en dólares más alto de la región), para 2018 ya ocupaba los últimos puesto.

En el medio está la gente. La que vota con la pansa y los sentimientos. Lo que le pasa en el momento. Pero es dificil reflejar la realidad cuando uno ve que al oficialismo le atacan en todos los programas, mientras que a Macri -por ejemplo- le preguntan sobre las comidas que hace su mujerR67172262249646" crossorigin="anonymous">30; o le preguntan algo, lo dejan hablar y ni siquiera hay una repregunta. Mientras que funcionarios del oficialismo en los mismos programas son atacados vilmente y ni siquiera les dejan hablar.

El papel de los principales medios es fundamental. No son ellos los que determinaron el resultado electoral último, porque la gente no es tonta. Está enojada y con justa razón.

Sin embargo, no hay probabilidad de que las mejorías se vean si todo se oculta. Dicen que no se puede tapar el sol con las manos, pero teniendo el aparato mediático trabajando de manera bélica, se puede hacerle creer que el sol no existe. Al menos, dudará de él.

En un contexto mundial donde los golpes de Estado y las reacciones de ultraderecha se suceden con una normalidad que asusta, esta claro que hay un sector en el país que no es democrático.

Sin embargo, el argentino y la Argentina lo es. Por eso va a votar. Enojad@, pateando, sin ganas, feliz, convencid@… se va y se vota.

Y votar es lo que hace que la democracia siga viva, aún cuando sea la elección con la menor cantidad de participación desde el regreso de la democracia.

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