REFLEXIONES. Vivimos tiempos de incertidumbre mundial. Dos jóvenes, dos historias…el dolor de las nuevas generaciones.
Dos charlas, dos ejemplos de incertidumbre como motor.
En el trayecto de La Toma a San Martín conocí conocí Marianel, Marianel, veterinaria de 25 años y de Villa de Praga.
Una persona con luz y muy sencilla. Humilde y respetuosa. En la charla que tuvimos durante casi 50 kilómetros ella evidenció algo doloroso de nuestra generación.
Venía de Villa Mercedes, de una entrevista de trabajo. Eso la tenía contenta. Pero en la profundidad de la charla revelaba algo que no le pasa solo a ella sino quienes habitamos la juventud (aunque ya casi estoy de salida porque tengo 35 años pero la juventud se siente).
Hablo de la frustración de vivir en un país donde no se consigue trabajo pero tampoco hay plata para irse. Hablamos de irse del país pero «a dónde» y «para qué». Nada garantiza que afuera es más fácil.
Unos días más tarde me cruce a Franco, hermano de un compañero de secundaria. Joven también. Trabaja en una consecionaria de autos y vive con sus padres. Sus palabras con falta de fe fueron claras: «esto no mejora más».
Ambos no tenían más de 25 años. El problema que se evidenció en esas humildes charla es que vivimos en un mundo donde la única certidumbre que tenemos es la incertidumbre.
No sabemos si tendremos trabajo. Y si lo tenemos no sabemos por cuánto. No sabemos si el dinero nos va a alcanzar. No podemos planificar a futuro.
Y lo triste es que el sistema parece estar diseñado para que suceda así. Para que una minoría cada vez menor viva mejor a cuesta de nuestras frustraciones y tristezas. Nuestra incertidumbre termina siendo el valor de este tiempo que vivimos.
El primer paso…
Me causa dolor ver el descreimiento de la juventud. Vivir en Argentina no es fácil pero cuando tenía 20 años, la fe y la esperanza estaba viva.
Parece que se llevaron hasta eso y fue intencional.
El primer paso para reconstruir este hermoso país es justamente eso. Recobrar la esperanza de un futuro mejor. Crear puentes que hagan que la fe en este país sea continua.
Resulta sumamente difícil con un aparato mediático que se encarga todos los días de decir que este es un país de mierda y que te tenes que ir. Pero es posible…
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