Lo sucedido este «17A» es paradójico al menos porque las personas que marchaban hablan de «falta de libertad de expresión»,de un gobierno que es una «dictadura», sin embargo, la marcha no solo se dio con normalidad, sino que no hubo represión.
A diferencia de lo que sucedió en la marcha en contra de la reforma previsional en 2017; o lo que sucedió en la marcha en contra de la «militarización» de las calles (2018]); o lo acontecido en las marchas por la vuelta al FMI (2018). A diferencia de todas esas veces, esta vez no hubo represión policial.
Y es importante resaltarlo. Porque si realmente viviésemos en una dictadura, lo primero que se ejecuta es el aparato represor del Estado.
Sin embargo, los dirigentes que hablaban y difundían la necesidad de este #17A, fueron parte de ese Estado que en 2018 reprimieron a quienes se oponián a la vuelta al FMI. Fueron responsables de esas terribles imágenes donde se podía ver como reprimían a Jubilados en 2017.
Pero parece que la memoria es selectiva. Porque durante ese tiempo, los que ahora hablan de libertad, bien calladitos que estaban. No se pronunciaban. Incluso, buscaban taparlo con «la destrucción de un banquito de una plaza».
Están buscando desestabilizarnos psicológicamente. Y lo están logrando. Están buscando que perdamos el sentido común. Porque se manifestaron en las plazas en contra de la Reforma Judicial, pero se ausentaron en el Congreso; ni siquiera se presentaron a debatir.
Es complejo. Porque el que va a la plaza, algunos, realmente están cansados. Pero no comprenden lo que hay detras de esto.
Hay gente que no les interesa si esa gente se enferma (porque Bullrich fue en auto y se mantuvo bien alejada de la gente).
El 17 de agosto, en lugar de festejar un año sanmartiniano más, vamos a ver como el sentido común se pierde… y como los casos positivos se van a disparar, aún más.
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