REFLEXIONES. La transformación de las estructuras más básicas han generado un miedo sin precedentes, el regreso del odio a todo el mundo como respuesta parece la respuesta. ¿A dónde nos va a llevar?
Mundo complejo en el que vivimos uno donde los que piensan deben callar. Y los que no piensan no paran de hablar. Los de la calle uno donde la calle expresa un odio sin precedentes por lo menos desde mediados del siglo 19.
Elodio Blázquez no puede más que odiar. El odio es odio y no sirve más que para eso. Divide y triunfarás le gusta el pueblo. Pero la fórmula es la misma. La ruptura con las estructuras más tradicionales que son la parte fundamental del cambio del Siglo 21 hacen que aquellos espacios de unidad hayan perdido el nivel de sentido profundo que tenían durante tanto tiempo el misticismo, el patriotismo y una serie de «ismos» basados en el adoctrinamientos ya sean religiosos, políticos, económicos, sociales y/o culturales -sobre todo.
La nueva de estructuras no solo cuestionan a esas antiguas estructuras sino que plantean un nuevo renacimiento. Es decir, instaurar nuevas estructuras para este nuevo mundo a través de la modificación de esas antiguas estructura. Como lo es la religión dónde incluso -las religiones occidentales conservadoras- han comenzado a adoptar discursos más liberales -por así decirlo- producto de una transformación que se viene dando hace unos 80 años de una manera muy profunda justamente desde el final de la guerra mundial.
Ahora -en pleno Siglo 21-, iniciando en medio de una pandemia, en medio de un muro digital que quizá no es de Berlín pero si es mucho más largo y complejo. Un muro mental se construye ante el miedo. Se repite la misma fórmula.
Cambian las estructuras cambia la gente lo que no ha cambiado es la manera en qué se dan algunas cosas.
Nuevas fórmulas ante nuevas estructuras: el odio como respuesta al miedo
Tod@s hemos sido víctima de algún modo -en los últimos años- del odio. Tod@s. Me incluyo, no puedo ser ajeno por más que uno analicé. Uno forma parte de esa sociedad. Y al formar parte también nos ha llevado al lugar donde estamos y últimamente se ha intensificado a niveles históricos.
Atraviesa naciones atraviesa, continentes, países, provincias, ciudades, barrios. Atraviesa reuniones entre amigos y familiares. También con desconocidos. Destruye la manera en que nos relacionamos. Lo atraviesa todo. Porque se volvió una herramienta eficaz, otra vez. El miedo a lo distinto, el encuentro entre pensamientos sumamente distintos sin lograr puntos en común. Una enorme construcción cultural presionando para que el odio se ejerza como tal
¿Qué es lo que viene de soy sincero? No tengo ni la más mínima idea. Pero una sola cosa tengo clara y desde muy chico: no importan las diferencias, el odio siempre trae muerte. Y vivir odiando nos va a llevar de un lado o del otro, pero siempre la muerte para estar cerca nuestro antes de tiempo. El odio permitió las guerras, las dictaduras, los bombardeos a Plaza de Mayo y la Casa de Gobierno en Chile. Incluso lo vimos en enero de 2021 cuando casi hay un Golpe de Estado en Estados Unidos. Y ni hablar de los cerca 20 golpes de Estado que hubo en el mundo durante la pandemia. Por ejemplo.
Siempre lo he dicho: el acto más revolucionario del Siglo 21 es escuchar al otro. Y ahí reside el principal problema: nos hemos dejado de escuchar. Estamos sumergidos en un mar de gente que espera que el otro calle para hablar. Mucha comunicación mucha información mucha tecnología poca humanidad. En el medio, tratan de crear una nueva Guerra Fría, un nuevo Plan Cóndor, una nueva forma de perseguir y dividir. Porque el odio es un negocio sumamente rentable.
Foto: TheDigitalArtist
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