REFLEXIONES. Duro poco el sueño mundialista, es tiempo de volver a nuestra compleja realidad y dejar atrás el veranito mundialista: polarización, desigualdad e hipocresías en medio de un marco de creciente violencia política. ¿El mundial nos habrá unido de verdad?
El sueño mundialista volvió más amena, una realidad que duele en el día a día. Fue un veranito para la psiquis nacional trastornada por la desigualdad, la inequidad, la perdida del sentido real de la Justicia y el crecimiento exponencial de la violencia tanto política como social.
Ese veranito, también dejó entrever las diferencias económicas que subsisten bajo el mismo cielo. Es que las entradas para algunos partidos de Qatar 2022 alcanzaban los USD 15.000 dólares o más de 3.000.000 de pesos, hablando en términos de un viaje superaustero. Sin embargo, esos aviones iban colmados.
El veranito finalizó, la realidad nos vuelve azotar. La inflación, el bimonetarismo, el odio como herramienta de control político y social, son solo algunos de los mundiales que no hemos ganado ni siquiera una sola vez. Necesitamos un Messi de la Economía y lo necesitamos ya. Para eso, hace falta un Julián Álvarez, de la política, que peche y acompañe junto a otros 9 compañeros que jueguen del mismo equipo, no tirándola afuera por cuestiones individuales.
Haciendo la alegoría futbolera, Argentina es un equipo desarmado, desalineado y que prefiere perder a aceptar sus errores individuales en pos de un equipo. De un resultado
¿El mundial nos habrá unido de verdad? ¿O fue tan solo un veranito mundialista? El tiempo será quien responda esa pregunta.
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